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miércoles, 13 de abril de 2016

LA ULTIMA JUERGUECITA POBRE

Creo que no hay cosa mas difícil en esta vida que despedirte de un ser querido. Porque aunque sea algo natural y por lo que todos tenemos que pasar, esa sensacion de vacío y la impotencia que provoca su perdida es algo demasiado doloroso. Y es que la vida debería terminar de otra manera, por ejemplo con la oportunidad de despedirnos con un abrazo, aunque solo fuera durante unos pocos segundos.


El pasado día 13 de Abril, después de años luchando contra viento y marea, se nos iba Consolación, y se iba como solo ella podía hacerlo, en un día festivo, para no molestar y que no faltásemos al trabajo. Un día 13, que era un número que le encantaba, y en plena Feria de Abril, ésa que tanto le gustaba aunque fuese desde el salón de su casa con una copita de manzanilla y viendo el desfile de trajes de flamenca de sus hijas y nietas. Nos quedamos sin la "juerguecita pobre", sin el "ole, que ole" y nos quedamos sin la abuela Consolación.

Y es que ella era así, una de esas personas de las que solo puedes tener buenas palabras, porque ella siempre tenia buenas palabras para todo el mundo. Una de esas personas que te abren las puertas de su casa, porque siempre había sitio para uno mas. Una de esas personas de la que recuerdas un buen consejo, porque siempre tenia un refrán preparado para la ocasión. Una de esas personas religiosas donde las haya, que siempre tenia un santo al que rezarle para resolver cualquier problema. Y una de esas personas a las que recuerdas con una enorme sonrisa, porque ella era la persona mas feliz del mundo con cosas tan sencillas como tomarse un café rodeada de los suyos.

Podría seguir enumerando sus virtudes y rellenaría como mínimo dos o tres párrafos mas, pero si tuviese que describir a mi suegra con una sola palabra, esa palabra seria ALEGRIA!!
Nunca había conocido a nadie que con una limitación física como la suya, tuviera ese espíritu y ese animo incansable para tirar siempre "palante".
Cuanto hemos aprendido gracias a ti a disfrutar del día a día...


Ya sé que es una obviedad pero cuanto te vamos a echar de menos y cuanto nos vamos a acordar de ti con muchísimas anécdotas, pero te recordaremos especialmente por los pequeños detalles, por tantas y a tantas cosas de nuestro día a día que nos recordarán a ti.
El ultimo año y medio hemos compartido contigo buenos y malos momentos, en los que nunca has tenido una mala cara ni una queja, todo lo contrario, siempre con buen humor y obligándonos a animarnos. Si no te quejabas tu, como íbamos a hacerlos nosotros.

Hemos aprendido a valorar esas pequeñas cosas, ese "hoy estoy buenecita", esa llamada para cantarnos el día de nuestro cumpleaños, esas charlas de los domingos mientras Mónica preparaba la comida... Por todas estas cosas sólo podemos estar agradecidos, y en mi caso particular, orgulloso por ser parte de esta enorme y maravillosa familia que dejas como legado y de la que seguirás cuidando desde ahí arriba, de eso estoy seguro.



En un día tan triste para nosotros, sólo hay dos personas que estarán felices, Antonio y tu.
Llevabas muchos meses diciendo que pronto volveríais a reuniros y es que hay personas como vosotros destinadas a estar siempre juntas, sea donde sea.
Además puedes estar tranquila que seguro que Antonio ya lo tiene todo controlado, horarios, accesos, rampas....para que vuestro reencuentro sea simplemente perfecto.


Dejas un enorme vacío en todos los que hemos tenido la suerte de conocerte, tu familia, tus amigos, "las niñas del toldo"...
Al menos nos queda la satisfacción de habernos despedido de ti de la mejor manera posible, como a ti te hubiese gustado. Todos reunidos en el salón de tu casa, desayunando y hablando de nuestras cosas.















Solo puedo despedirme de tí con esa frase que tantas y tantas veces te escuché decirnos:

QUE DIOS TE BENDIGA.